Autor: Oscar Wilde
Ilustrador: Oski
Traducción: Esther Tusquets
Editorial: Libros del Zorro Rojo
Categoría: Lectores Avanzados
"Cuando el señor Hiram B. Otis, embajador de los Estados Unidos, compró el castillo de Canterville, todo el mundo le dijo que cometía una locura, puesto que no cabía duda de que el lugar estaba embrujado. Incluso el propio lord Canterville, que era un hombre escrupulosamente honrado, se creyó en el deber de advertírselo, al discutir las condiciones.—Nosotros mismos hemos renunciado a vivir en el castillo —dijo lord Canterville—, desde que mi tía abuela, la duquesa viuda de Bolton, contrajo una rara enfermedad, de la que nunca se repuso del todo, a causa del susto que le produjeron dos manos de esqueleto que se apoyaron en sus hombros mientras se vestía para la cena..."Pero el señor Otis hizo caso omiso...
—Milord —contestó el embajador—, adquiriré por el mismo precio el castillo y el fantasma [...] si hubiera por aquí algo parecido a un fantasma, los americanos ya lo habríamos comprado, y lo tendríamos expuesto en un museo público o de gira en una feria.
—Mucho me temo que el fantasma sí exista —dijo lord Canterville sonriendo—, aunque se haya resistido a las ofertas de sus dinámicos empresarios. Es conocido desde hace tres siglos, desde 1584 para ser más exactos, y aparece siempre indefectiblemente antes de que se produzca la muerte de un miembro de la familia....
Y acabó comprando el castillo.
Lord Otis y su familia dirigiéndose al castillo de Canterville - Ilustración de Oski - |
“El fantasma de Canterville” cuenta las peripecias de los Otis, una familia ricachona americana que pese a las advertencias de lord Canterville, un aristócrata inglés, deciden comprarle su castillo, con fantasma incluído. Éste último se las verá y deseará para tratar de asustar y sorprender a los nuevos y escépticos inquilinos que no son nada fáciles de asustar.
El fantasma de Canterville - Ilustración de Oski - |
Un misterioso ruido procedente del corredor despertó al señor Otis. Sonaba como si arrastrasen unos hierros viejos, y parecía acercarse por momentos. Se levantó enseguida, encendió una cerilla y miró la hora: era la una en punto. [...] Se calzó las pantuflas, tomó del tocador un frasquito alargado y abrió la puerta.Ahí estaba él...
—Querido señor —dijo el señor Otis—, me veo obligado a rogarle que engrase sus cadenas. Con este fin le he traído un pequeño frasco de lubrificante Sol Naciente. Afirman que una sola aplicación es suficiente, y en el prospecto figuran varios testimonios de científicos americanos. Lo dejaré aquí, junto a los candelabros, y en el caso de que lo necesite, será un placer para mí suministrarle más.
Por unos segundos el fantasma de Canterville permaneció inmóvil, estaba indignado y con razón [...] .En su brillante e ininterrumpida carrera de tres siglos, jamás había sido tan groseramente insultado.
El fantasma tuvo que emplearse a fondo para cumplir con su cometido de fantasma. Pero todo fue en vano.
Hasta acabar absolutamente desesperado.
«Al día siguiente el fantasma se sintió muy débil y cansado. Tenía completamente alterados los nervios y el más leve ruido le sobresaltaba. Durante cinco días permaneció en su cuarto renunciando incluso a mantener la mancha de sangre en el suelo de la biblioteca. Si la familia Otis no la quería, era evidente que no se la merecía. Aquella era, sin duda, una gente muy vulgar y materialista, incapaz de apreciar el valor simbólico de ese tipo de fenómenos».
"El fantasma de Canterville" es una de las obras más recordadas de Oscar Wilde y fue publicado por primera vez en febrero de 1887, en la revista The Court and Society Review.
La editora Esther Tusquets encargó en 1975 al humorista gráfico argentino Oski las ilustraciones de la edición de "El fantasma de Canterville" que ella misma había traducido. Y el resultado fue esta fantástica edición que se encontraba ya descatalogada desde hace décadas y que ahora la editorial Libros del Zorro Rojo ha vuelto a reeditar.
Es un relato lleno de humor fino, muy divertido y que resulta muy ameno de leer. Además las ilustraciones de Oski, todas en blanco y negro, son una auténtica maravilla. Los dibujos de los personaje, llevados al límite de la caricatura, aportan un toque todavía más gamberro y divertido al relato.¡ A veces hasta desternillante! y encajan a la perfección con el texto.
A lo largo de todo el relato, Oscar Wilde deja ver la contraposición entre dos mundos muy diferentes: el pragmatismo consumista norteamericano y la tradicional aristocracia británica de la época.
Oscar Wilde es todo un clásico de la literatura que todo buen lector, sea infantil, juvenil o adulto, no puede dejar de conocer.
Y que mejor manera de comenzar que con esta maravilla de "El fantasma de Canterville" de Oski. ¡Un clásico imprescindible!
Puedes leer el primer capítulo por cortesía de la editorial Libros del Zorro Rojo.
Recomendado a partir de 9 años
Sobre el ilustrador
Oski: Buenos Aires, (1914 - 1979) . A Oscar Esteban Conti, más conocido como Oski, no le gustaba que lo llamaran «humorista». Se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes y trabajó en diversas áreas de la ilustración, realizando pequeñas etiquetas de fideos o grandes escenografías teatrales.
Cobró fama junto al escritor Carlos Warnes (César Bruto) en las revistas argentinas Cascabel y Rico Tipo. En 1963 realizó las ilustraciones para Fausto de Estanislao del Campo. Vera historia de Indias (1958), Vera historia del deporte (1973) y Comentarios a las tablas médicas de Salerno (1975), entre sus obras más inspiradas. Recorrió Europa y Latinoamérica y vivió en Perú, Cuba y Chile.
A mediados de los 70, incómodo en una Argentina sin democracia, Oski se marchó a Barcelona. Allí, ilustró para la editorial Lumen El fantasma de Canterville . Poco después se radicó en Roma, donde continuó dibujando sus mundos imaginarios de pájaros sin alas y con cuatro patas. En 1979, regresó a Buenos Aires, donde falleció ese mismo año.
Oscar Conti es considerado uno de los dibujantes argentinos más influyentes del siglo xx.